Poder ver un atardecer, aunque lo veamos casi a diario, es un lujo.
No todos tenemos la suerte de poder contemplarlos.
Tengo el privilegio de vivir en una isla , donde se puede disfrutar de unos atardeceres y amaneceres espectaculares.
Al observarlos te transportas a un mundo imaginario, casi mágico, donde la mente es capaz de visualizar otros mundos irreales.
Una fantasía donde descubrir un mundo de colores y matices fantásticos, maravillosos, donde en segundos el paisaje puede cambiar.
Imaginas grandes mariposas, desplegando sus alas para que podamos admirar sus bellos colores, para luego desaparecer en el horizonte , dejando un fugaz recuerdo.
Las nubes en combinacion con las rachas de viento transforman el paisaje sin que te de tiempo a retenerlo en tu memoria.
Cada uno puede imaginar lo inimaginable,porque el paisaje cada día se reinventa.
Hay que disfrutar de cada segundo,porque es irrepetible, e irrecuperable.
La naturaleza te invita a soñar con paisajes efimeros, como la vida misma, en los que en un abrir y cerrar de ojos, soy capaz de dejar fluir mi imaginacion, e imaginar seres de fantasía de formas caprichosas.
O una gran hoguera donde se destruyen todas las miserias del ser humano.
También imagino un nuevo mundo donde vivir al dejar este " como nos quieren hacer creer ".