Cuando somos jóvenes no nos damos cuenta de lo importante que son algunas personas en nuestra vida.
No escogemos a las personas con las que compartir nuestra biografía.
En realidad es una tarea muy compleja que con suerte empezamos a desarrollar cuando maduramos.
A lo largo de nuestra vida nos vamos conociendo poco a poco, también nos vamos encontrando con gente muy diversa que vamos incorporando a nuestra vida.
No siempre son amigos , familia, también son gente anónima con la que vamos creciendo y envejeciendo y construyendo nuestro universo.
Con todos ellos compartimos un pasado común, son testigos de nuestra vida.
A veces esas relaciones se profundizan y otras se eliminan de nuestro entorno.
Pero siempre queda la huella de lo vivido, y solo con el tiempo se puede llegar a valorar esa amistad.
Ese mismo tiempo nos puede herir, cuando en los tránsitos penosos de nuestra vida, tanto en la angustia, la desolación, la incertidumbre y los problemas, descubrimos la generosidad desinteresada de algunas personas y abrimos nuestros ojos a la realidad y vemos también las miserias de los otros y las nuestras propias.
Solo espero al hacer el balance de mi existencia tener en el recuento final, los momentos mágicos vividos con cada uno de ellos.
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